martes, 14 de junio de 2011

La unión del rumbo


Por fin las elecciones llegaron a su fin. El pueblo eligió. Uno y que otro trasnochado aún no asimila el resultado de esta contienda sin precedentes en nuestro país. Ollanta Humala es el nuevo presidente del Perú y ha pedido a todas los sectores del país unir esfuerzos para emprender mejoras sustanciales para todos, sin excepción. La tarea no es fácil, y él lo sabe. La gente que votó por él -me incluyo- está esperando con ansias ver cumplidas todas sus promesas que a lo largo de su campaña ha ofrecido en los cuatro puntos cardinales. Quizá, muchas de ellas se concreten en corto plazo; pero las que tienen que ver con las sobreganancias y la tasa tributaria, pueda que demoren un poco. Lo importante es que el hombre tiene ganas de trabajar. Ha demostrado que no es el cuco ni mucho menos un intransigente militar con ínfulas golpistas. Los empresarios y gente vinculada con el acontecer económico ya le han dado el visto bueno al plan de desarrollo que quiere implementar. La bolsa de valores, que al día siguiente de las elecciones se desplomó salvajemente, ha despertado y sigue creciendo o sigue manteniendo un promedio equilibrado que alivia las tensiones vividas en ese período electoral.

No podemos hablar de perdedores. Pero la candidata Keiko Fujimori tuvo el gesto de saludar y reconocer la elección de su contrincante. Las fuerzas políticas ahora se encuentran en reorganización y eso puedo ser de mucha ayuda para analizar qué es lo que han hecho mal en estos últimos años. También se habla de crear un bloque de oposición para vigilar al presidente y su gestión. ¿Por qué? Uno puede estar de acuerdo o no con la ideología de los demás, pero eso no implica que nos enfrasquemos en pugnas absurdas sin ofrecer soluciones concretas en los principales problemas del país. La oposición de nuestros políticos es una especie de cheque en blanco pero con restricciones: "Pon la cifra que quieras, pero no te excedas". El trabajo de la oposición debe ser consecuente con sus acciones. Si creen que algo no marcha bien, deben dar alternativas, soluciones, propuestas que ayuden al Ejecutivo hacer bien su trabajo. Pero muchas veces callan o simplemente quieren darle mayor énfasis a sus propios intereses. Esperemos que este nuevo Congreso tenga la suficiente convicción de estar en el momento indicado cuando las cosas necesitan un ajuste correcto, sin revanchismo ni intereses personales de por medio.

Es gracioso ver a toda esa gente que cuestionó la candidatura de Humala. Tardíamente han reconocido que algunos medios de comunicación se excedieron en atacarlo solo para favorecer a la otra candidata, porque de alguna manera debían corresponder por todo lo que se beneficiaron en la década fujimorista. No resultó. La gente ahora no se deja lavar el cerebro. Indudablemente hay incondicionales que adoran al "chino" por lo que hizo por ellos. Y hay que aceptar que Fujimori tuvo sus aciertos para con esa gente desesperada que ahora puede vivir tranquila, sin ráfagas de bala, con agua y luz y una casita más o menos decente donde dormir. Lo malo fue lo que ya todos conocemos. Ahora el hombre está en una situación que puede valerle un indulto humanitario. ¿Cómo será?

Hay gente que pidió a gritos dar a conocer al Premier y al ministro de Economía; pero Humala se va a tomar el tiempo necesario para barajar sus cartas y elegir sabiamente quién será el encargado de las finanzas del Estado. Por eso la inquietud, por eso el desborde negativo de la Bolsa y de los vaticinios apocalípticos que esto concitaba. No pues, démosle chance antes de recibir la embestidura el 28 de julio. Ahora está de gira por Sudamérica, hablando con los mandatarios y dar a conocer sus propuestas bilaterales, porque quiere encontrar un ambiente agradable que nos ayude a ser una región unida y de intercambio cultural. Eso dice mucho de las intenciones que Humala tiene para el futuro del Perú.

Aún persisten los conflictos sociales que este gobierno no puede solucionar y que quiere pasárselos a Humala. García a demostrado no ser un presidente de consensos; se ha caracterizado por ser un megalómano inspirado en Luis XIV, que hace y deshace a su voluntad. Puno, por ejemplo, pasa las de Caín por el rechazo a la inversión minera; no solo porque genera pérdidas por el corte del turismo de la zona, sino que esa gente se siente desplazada en decisiones de ese tipo. No quieren que las mineras perforen la tierra porque eso perjudica el medio ambiente y la salud. El gobierno no explica cuáles son los beneficios que aportarían estas empresas a la región, y los aymaras son bravos y tercos cuando una cosa no le viene bien. Hay que tratar a la gente con respeto, no es cuestión de ponerle un caño o una posta médica. Esperemos que se solucione de una buena vez por la tranquilidad que necesita el país.

He visto desfilar a muchos presidentes, desde que tengo memoria. Recuerdo vívidamente el funeral de Velasco. El toque de queda en la época de Morales Bermúedez. La debilidad de Belaunde frente a Sendero Luminoso. La hiperinflación del primer gobierno de García. El fujishock, la captura de Abimael, los videos de Montesinos. La caballerosidad de Paniagua. El avión parrandero de Toledo. La patadita de García reload. Políticos con Haya de la Torre, el día que murió creo que murió una parte valorable del APRA, para dar paso a toda esas rapiñas que han dejado un enorme vacío de dignidad que se necesita hoy en día. La izquierda ha luchado mucho para llegar al poder; pero lo ha hecho en épocas donde no podías estar en contra del Politburó, sino, la vieja escuela stalinista te desterraba a una fosa común. Ahora las cosas han cambiado, la izquierda apunta a un socialismo equilibrado, con deseos de imponer un Estado más equitativo con las tendencias neoliberales, sin dejar de lado su función como ente propulsor de bienestar general: educación, salud, cultura. Europa ha aprendido de esas heridas. Y el Perú no puede estar ajeno a esos cambios que se avecinan. El tiempo es ahora.

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