domingo, 8 de febrero de 2015

El matrimonio de Erika y Fabrizio

La noticia sorprendió a propios y a extraños. La pareja más emblemática del barrio por fin se daba el SÍ, luego de varios años de idas y venidas, de pasiones encendidas y separaciones traumáticas, que no hicieron más que cimentar su unión. Los muchachos y yo, como era de esperar, deseamos que el "fin de la esperanza" sea memorable. Mientras Fabrizio ponía punto final a su soltería, las muchachas harían lo mismo con Erika. Si ambos tenían sexo con quien quisieran esa noche, pues, no importaba; ellos lo harían juntos por el resto de sus vidas. Yo no estaba muy convencido de ello, pero no quise malograrles la ilusión. Total, son ellos los que quieren subir un escalón más en las convenciones sociales y perpetuar su cariño solo porque otros -sus padres- desean que las cosas se hagan como debe ser, con la bendición del Señor.

Fabrizio era uno de esos tipos que todo lo ve en technicolor, que aún piensa que el cinemascope es lo mejor que puede pasarle a uno si observa la vida desde una butaca. Su sola contemplación del mundo sin mover un solo dedo ya demostraba quién tuvo la sartén por el mango cuando decidieron que la boda no debía reparar en gastos. Hasta organizaron una parrillada para recaudar fondos, mientras que sus padres se encargarían de la iglesia y la recepción. Erika, era todo lo contrario, era más enérgica, decidida, no era nada romántica y veía las oportunidades como ingredientes esenciales para sobresalir del resto. Por nada consiguió el mejor empleo del mundo: secretaria ejecutiva en una firma de prestigio. Era la mujer más guapa del vecindario, con esas piernas esculpidas por Miguel Ángel cubiertas por una minifalda que no ocultaba la imaginación de los amigos que la veíamos lucirlas sin el más mínimo recato, cada vez que iba o regresaba del trabajo. A Fabrizio no le molestaba que otros admirasen su belleza. Él era el elegido, y eso le bastaba.


Organizamos una pequeña fiesta, nada del otro mundo, a nuestro querido amigo. La pasamos bien, bebiendo todo lo que se nos ocurría ingerir y quemar la última célula del estómago. No había nada que pusiera en duda los sentimientos del hombre, a pesar que la presencia femenina abundaba en aquel bar y no pasaba desapercibido para los ojos de tan dichosas diosas de la noche. Muchas querían sentarse a nuestra mesa, atraídas por el agasajado, que no dudamos en acoplarlas a nuestros planes. Y así armamos algo bonito y simpático para Fabrizio, escoltado por estas damas que se insinuaban con cada paso de baile.

De la fiesta de Erika no supimos mucho. Creo que fueron a esas discos con strippers y le habrán movido la salchicha de cóctel en la cara, pero nada más.

Cuando llegó el día de la boda, todos estábamos hechos un amasijo de nervios, más que Fabrizio, que parecía más entrenado para estos menesteres que nosotros. A mí se me hace un mundo eso de vestir con traje al sastre, y si se trata de corbatas, soy un pelmazo. Los demás, bueno, hacían su mejor esfuerzo de no cagarla con sus ocurrencias infantiles frente a los padres de la novia.

La ceremonia se realizó en el tiempo previsto. No hubo desorden y los invitados llegaron a la iglesia a la hora indicada. La novia, llevada en brazos de su padre, iba caminando erguida y majestuosa hasta el altar, donde la esperaba Fabrizio, como sacado de un catálogo de ropa, con sus imperturbables ojos azules y mentón a lo Kirk Douglas, escoltado por un servidor, que se sintió halagado de ser elegido su padrino.

Y, bueno, ya les dije líneas arriba que yo no era tan entusiasta con esto del matrimonio. A los tres años, luego de tener a su primer y único bebé, se separaron. Ella, ni corta ni perezosa, siguió ascendiendo en su trabajo hasta convertirse en socia de la firma. Según sus propias palabras, no tenía tiempo para lamentaciones. Fabrizio, el más fantasioso de los dos, se fue de viaje por el Asia, visitando Tailandia, Japón y China. Lo último que supimos de él es que estaba en Nepal, queriendo encontrarse a sí mismo. Hasta el cierre de este blog, desconocemos su paradero.

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