martes, 4 de febrero de 2020

Vientos del este


Pasé la valla de los doscientos artículos. No me había percatado de la cantidad de material que he compartido desde que abrí este blog, pensado como una mera distracción y ejercicio de escritura para algo más sólido en el futuro. Sin embargo, a medida que uno adquiere destreza y mayor conocimiento, puedo decir que este blog ha sido, es y será una alternativa ante la imposibilidad de publicar un libro o escribir un artículo en medios masivos. Y este es un medio masivo, debo aclarar; es una ventana a tantas dudas, sentimientos, ideas y proyecciones de la vida cotidiana, que es innegable su importancia en las redes sociales, pues, generalmente enlazo esta página con otras como Facebook o Twitter. Asimismo, intercalo la palabra con la imagen, ya que también tengo un canal en YouTube y en él me dedico a realizar cortos, programas de tinte político y social y alguna que otra bagatela que me nace de una interacción con los medios audiovisuales, y que quisiera perfeccionar. Ahora sí cuento con las herramientas, solo es cuestión de tener el tiempo y la disposición.

Doscientos artículos no es poca cosa. He abarcado cine, literatura, hechos ficticios con trasfondo histórico, teorías conspirativas, anécdotas propias o basadas en otras personas que, con humor e imaginación, muchos se han preguntado si soy yo el personaje-narrador o si la historia es real o no. Forma parte del folclor y la idiosincrasia del citadino promedio; es mejor dejar al público con esa idea y mantener siempre el misterio y el interés por seguir leyendo.

Alguien me dijo una vez si tenía intenciones de editar estos artículos en un solo volumen y publicarlo como libro. Quizá algún día lo haga, hay harto material y tendría que seleccionarlos por temas y crear "una antología de aburridos dilemas existenciales", como suelo llamar a mi propio material. Soy consciente que a muchos lo les interesa; y son pocos los que sí, incluyendo comentarios alentadores y de congratulación. Pero debo admitir que, pese a ello, cuento con casi treinta mil visitas distribuidas en cada uno de esos doscientos monólogos. No sabría decir si han sido leídos en su integridad, tal vez han ingresado a la página solo por curiosidad y han seguido de largo. Pero creo que tengo un público cautivo y eso ya es meritorio para un blog que nació con la idea de describir el día a día de un individuo anónimo, camuflado en un personaje de tira cómica, y que hoy se ha convertido en una vitrina a las más variadas manifestaciones del pensamiento humano.

Agradezco infinitamente a cada uno de mis lectores, no solo dentro del país, sino de otras latitudes. ¡Qué me hubiera imaginado ver en mis estadísticos gente de Ucrania, Inglaterra, Australia, entre otros, interesarse por temas tan dispares como Ese Oscar es un maldito, El padrino: 40 aniversario, Kubrick, el legado del centinela, Bar Cannabis, ¿Qué es el orgasmo?, o Mamá, estoy calvo! A ellos dedico estos doscientos números, y espero que siga en aumento y compartir con ellos más historias de una ciudad que puede ser la de cualquiera.

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