jueves, 29 de marzo de 2012

Touch

Generalmente no soy de comentar series de televisión. No veo mucha televisión, a decir verdad, y si lo hago es para seguir Discovery Channel o History Channel y alguna que otra película que no haya visto en cartelera. En contadas ocasiones he sido fiel con Dr. House y Two and a half men, cuando vivía Charlie Harper -el idiota de Kutcher trata de parecer gracioso- y en un principio The Big Bang Theory. Una excepción a la regla es Boardwalk Empire, de HBO, que ya va por su tercera temporada de próximo estreno. Ni qué decir de Gray's Anatomy, que dejó de interesarme en su sexta temporada porque se convirtió en un simple culebrón de batas azules. Debo reconocer que no formo parte de ese círculo de televidentes que hacen de un programa una serie de culto, como Lost, Fringe, Supernatural o la clásica Star Trek. Recién estoy actualizándome con algunos refritos de CSI: NY, Bonanza, X Files o Californication; pero nada más.

Sin embargo, hace poco estrenaron Touch, con el recordado Jack Bauer de 24, Kiefer Sutherland. Creo que es una de esas series que van a a convertirse en esas joyitas de la pantalla chica, por la historia, los personajes y el buen guión escrito por Tim Kring, el artífice de Heroes y Crossing Jordan. Ahora que todo parece acabar a fin de año, siempre es bueno tener de referencia temas esotéricos y premoniciones sobre posibles catástrofes que puedan cambiar el curso de la humanidad, salvo que pueda alguien detenerlo. Es el caso de Jake Bohm, un niño autista de 11 años, incapaz de comunicarse con el exterior pero con una extraordinaria capacidad de descifrar códigos numéricos, que canaliza en muchas ocasiones con complicadas ecuaciones que desarrolla a través de celulares, horarios y fechas. Interpretado por Mazouz David, un papel difícil y muy emotivo, que con solo gestos puede decir lo que siente o piensa, resulta enigmático y grandioso al mismo tiempo. Es el hijo de Martin Bohm (Sutherlando), un ex periodista del Herald, que perdió a su esposa en el atentado del 11-S y vive tratando de conectarse emocionalmente con él.


Desconcertado por lo que puede hacer, Martin busca ayuda del especialista Arthur Teller, papel que recae en el veterano Danny Glover, quien le revelará que su hijo tiene el don de leer los patrones de comportamiento de las personas y los capta en otro tipo de fuente para predecir el futuro. "Lo ve todo", como le explica. Y Martin es el canal que necesita el niño para detener los desafortunados eventos antes que sucedan. Escéptico al principio, entiende que es la única manera en que Jake puede entablar contacto con él, que puede ayudar a las personas. Es su destino, su misión en esta vida, y hará todo lo posible por cambiar, como hombre, como padre, como ser humano.

Lo interesante de la trama es la conexión que existe con los varios personajes que aparecen en los subtemas, que a simple vista nada tiene que ver con el argumento principal, pero a medida que avanza, todo tiene lógica y forman parte de ese patrón que ha descubierto Jake. Todo tiene un propósito, nada es circunstancial. No se trata tampoco de una historia de superhéroes, como he leído por ahí, haciendo referencia a Héroes; se trata de la visión de un niño, con cualidades excepcionales, que ve el mundo de otra manera, que intenta cambiarlo.

Tampoco veremos a Martin Bohm deteniendo a terroristas o salvando al mundo del aniquilamiento nuclear, como su predecesor personaje de 24. Su interpretación es emotiva, seria, que demuestra lo buen actor que es y que puede dar mucho más en futuras producciones.

Touch, una serie que vale la pena ver. Todos los Lunes a las 10:00 pm. Por FOX.

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