viernes, 13 de enero de 2012

2012: El último año de nuestras vidas

Es divertido cómo las supersticiones nos acompañan desde siempre y han formado parte de nuestras vidas. Creamos diversas teorías de destrucción masiva que nos pone los pelos de punta y empezamos a evocar nuestro lado más religioso. Ya que estamos a tono con ese día tan comentado -21/12/12-, vamos a empezar por enumerar las cosas más importantes que debemos hacer antes de que nos caiga la profecía maya mientras degustamos un delicioso helado de frambuesa con chispitas de maní y turrón. Como saben, soy un apasionado del cine y me atrevo a decir que soy un cineasta frustrado, porque todavía no he hecho "la película". Y si de películas se trata, he confeccionado una lista con los 20 filmes que deberías ver antes de morir. Quizá haya más de una coincidencia, pero es una lista hecha por mí, con las películas que han calado mi ser y me ha convertido en todo un aficionado y entendido en la materia:

20. Moby Dick, de John Huston (1956). Basada en la novela de Herman Melville, protagonizada por Gregory Peck, como el sádico y obsesivo capitán Ahab que busca la ballena del título, es una de esas historias de aventura que nos muestra la lucha del bien contra el mal, llena de simbolismo y cuestiones filosóficas que nos hace optar por el lado de los cazadores o del perseguido.

Bette Davis, en Todo sobre Eva,
de Joseph L. Mankiewicz
19. Todo sobre Eva, de Joseph L. Mankiewicz (1950). Rebautizada en habla hispana como "Eva al desnudo" o "La malvada". Bette Davis luce estupenda como una madura actriz que es eclipsada por la joven aspirante Anne Baxter, quien luego de ser una fan incondicional, se convierte en su acérrima rival sobre las tablas. Una historia de vanidad, ambición y decadencia, hecha como pocas.

18. De aquí a la eternidad, de Fred Zinnemann (1953). ¿Quién no recuerda aquella mítica escena en la playa, en la que Burt Lancaster y Deborah Kerr se entregan en un apasionado beso entre las olas? Recordemos que Frank Sinatra ganó el Oscar como Mejor Actor de Reparto por este filme, y que luego Mario Puzo retrató en El Padrino en la imagen de Johnny Fontaine.

17. ¡Qué verde era mi valle!, de John Ford (1941). Habituado en el western, John Ford nos da el retrato de una familia irlandesa que vive de los yacimientos de carbón y es toda una oda al amor, la amistad y la esperanza. Es también la película que le ganó a Citizen Kane aquel año en los Premios de la Academia; sin embargo, es un clásico de proporciones épicas que Ford supo imprimir en cada imagen en blanco y negro.

16. Dracula, de Tod Browning (1931). Bela Lugosi es una fiera del infierno que hipnotiza a sus víctimas para succionar del cuello la sangre que lo mantiene con vida por toda la eternidad. La imagen de caballero seductor, pero de peligrosas intenciones, catapultó a la fama al actor húngaro, que lo encasilló en estos papeles hasta su muerte.

15. La cosa, de John Carpenter (1982). Remake de El enigma de otro mundo (1951), de Christian Nyby, ambas basadas en una novela corta de John W. Campbell Jr., pero Carpenter es más fiel a ella. La extraña criatura del título puede mutar a cualquier forma de vida que entre en contacto con ella y se instala en una estación estadounidense en la Antártica, creando una atmósfera de duda y desconfianza entre los miembros de la base, ya que ninguno sabe con exactitud si son humanos o no.

Jean-Pierre Léaud, como Antoine Doinel,
alter ego de Truffaut en varias de sus películas
14. Los 400 golpes, de Francois Truffaut (1959). Es la historia de Antoine Doinel, un adolescente con ciertos traumas familiares que lo convierten en un ser marginal, amargo y de propósitos poco edulcorantes. Como refiere el título, son los golpes que le da la vida en su intento por crecer en un mundo que lo ignora y corrompe.

13. Metrópolis, de Fritz Lang (1927). La joya del cine expresionista alemán, es un alegato a la forma de autoritarismo que trasgrede las convenciones de una sociedad justa, convirtiéndola en esclavos del sistema, del modernismo y los atropellos contra la libertad individual. Una visión profética de lo que vendría a ser el nazismo en toda su expresión.

12. Fresas salvajes, de Ingmar Bergman (1957). Encantadora historia que viaja a través de los recuerdos, la razón misma de vivir, para evocar la infancia y los tiempos idos con mucho sentimiento. Bergman hace una exploración del alma humana a través de sus propios recuerdos y la de muchos otros, y consigue estimular la sensación de haber perdido algo y que nunca podrá ser encontrado.

Toshiro Mifune, como el Yojimbo
11. Yojimbo, de Akira Kurosawa (1961). Obra fundamental del cineasta japonés. En una época donde los samurái habían perdido sus privilegios en la corte, este ronin deambula por todo Japón y se topa en en medio de dos bandos contrarios que buscan controlar a un pueblo; tratan de comprarlo para tenerlo como aliado pero este juega con ellos haciéndoles creer que tomará partido con el mejor postor.

10. Nacimiento de una nación, de David W. Griffith (1915). Considerada como la más importante aportación al cine en cuanto a técnica narrativa, esta historia épica nos lleva a comprender que existen pioneros con visión para enriquecer un lenguaje que iba consolidándose como obra de autor y de entretenimiento.

9. La guerra de las galaxias, de George Lucas (1977). Muy aparte de los retoques digitales de los últimos años, esta película es un compendio de muchos géneros que nos traslada a la ingenuidad infantil gracias a las aventuras de sus personajes. Verla en su versión original es un regalo de navidad, por su sencillez e imaginación.

8. Taxi Driver, de Martin Scorsese (1976). Travis Bickle es un ex combatiente de Vietnam algo perturbado que consigue un empleo de taxista para paliar el insomnio y empieza un viaje a los infiernos al contemplar la pobreza moral de la ciudad de Nueva York. Tiene un fuerte lazo con una prostituta de 12 años a quien rescata de su pedófilo proxeneta. Imprescindible.

7. Manhattan, de Woody Allen (1979). Rodada en blanco y negro y en un apoteósico Cinemascope, la ciudad de Nueva York es retratada de forma brillante como postal turístico en medio de las azarosas desventuras de un grupo de neoyorkinos plagados de manías, problemas afectivos e infidelidad, de manera irónica y sentimental.

David Bennent, como el pequeño Oskar Matzerath
6. El tambor de hojalata, de Volker Schlöndorff (1979). Basada en la novela de Günter Grass, es la historia de Oskar, un niño que toca un tambor de hojalata para expresar su inconformidad por la vida, siendo testigo del ascenso del nazismo y vive dentro de su propio mundo que le impide crecer.


5. El caballero de la noche, de Christopher Nolan (2008). No hay nada nuevo que decir sobre esta película. Es aterradora, inquietante; deja a uno pensando si realmente la locura se ha apoderado de la sociedad y nos hemos vuelto indolentes ante tanta violencia y desenfreno. El joker es un ser repulsivo, misterioso, sumamente genial para convivir con la realidad y se deja llevar por sus pasiones más oscuras. 

4. ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra (1946). Se dice de ella que ha sido trasmitida por televisión más veces en toda la historia de las temporadas navideñas. Una historia simple, cándida, tierna, con muchas lecciones de vida. Ya no hay un Frank Capra para contarnos ese optimismo que encuentra en las cosas simples de la vida; quizá porque ya hemos perdido la visión de un mundo mejor y nos conformamos con un mero pasquín de frivolidades absurdas que consume la mente del ciudadano promedio.

Bogart y Bergman, iconos de un clásico imperdible
3. Casablanca, de Michael Curtiz (1943). Sin Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, quizá hubiera pasado desapercibida y hoy no estaría comentándola. Ambos supieron imprimir en sus respectivos roles esa fuerza apasionante de querer algo por sobre todas las cosas y ser a la vez testigos de su inalcanzable camino por la felicidad. "Tócalo de nuevo, Sam" o "Louis, creo que este es el inicio de una hermosa amistad", son frases inconfundibles y que forman parte de nuestra cultura.

2. El padrino, de Francis Ford Coppola (1972). Quien no se haya dejado atrapar por esta saga familiar, mejor les digo que la vean una y otra vez y sean testigos del ascenso, caída y redención de los Corleone, de la mafia, la familia, la lealtad y la traición como nunca se  ha visto retratada en el cine. Ningún personaje, por más pequeño y aparentemente intrascendente, se escapa de este mundo y aportan una fuerza descomunal que lo convierte en todo un clásico contemporáneo. 

Orson Welles da vida al mítico personaje: Kane
1. Ciudadano Kane, de Orson Welles (1941). Si Orson Welles no hubiera llegado a Hollywood, el cine sería distinto. Gracias a Ciudadano Kane, hay un antes y un después en todo el séptimo arte. Considerada como la mejor película americana por antonomasia, la cinta nos narra la vida de Charles Foster Kane, magnate de las comunicaciones que desea a toda costa tenerlo todo, hasta el alma de las personas vinculadas a él. Sin embargo, de lo único que lamenta es haber perdido su más grande tesoro: su infancia. Controvertida al inicio de su rodaje, por ser una biografía enmascarada de William Randolph Hearts, otrora dueño de la más grande cadena de periódicos de Estados Unidos de ese entonces, quien tuvo una feroz batalla con la industria cinematográfica para evitar que dicha filmación fuera exhibida. Sin embargo, el tiempo le ha dado el valor que merece como una obra maestra que perdura en la actualidad, provocando aún comentarios y estudios sobre su autor y el film mismo, desde su concepción, el proceso de rodaje y su lucha contra la censura. Sin lugar a dudas, es la película que habla por sí misma del valor que tiene para las generaciones futuras.

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